HÁBITOS PARA AYUDAR A FRENAR EL ENVEJECIMIENTO. SALUD VISUAL.

29/01/2020

Descubre los secretos para gozar de una visión sana.

¡Qué santa Lucía nos conserve la vista! Sí, pero ayudémosla.

La visión, al igual que todas las partes de nuestro cuerpo, sufre con el tiempo un proceso de envejecimiento que afecta a su correcto funcionamiento.

El legado genético que heredamos es determinante a la hora de desencadenar determinadas patologías. En un futuro no muy lejano, la ingeniería genética, la medicina y la biotecnología acabarán corrigiendo estos condicionantes.

Adoptando una serie de hábitos podemos actuar de forma positiva para alargar la vida del maravilloso y complejo sistema neurosensorial más importante de que disponemos: la visión.

Hábitos para ayudar a frenar el envejecimiento.

Dormir las horas que toca y dosificar el estrés con técnicas de relajación, meditación y respiración que ayudan mucho (yoga, zen, pilates...)

El estrés sacude el equilibrio fisiológico del organismo (taquicardia, sudoración, alteraciones del sueño, del aparato digestivo, del aparato reproductor, aumento de la presión arterial, migraña, contracturas, ansiedad, depresión...) y afecta a nuestro sistema inmunitario haciéndonos más vulnerables contra patógenos externos ya veces haciéndolo actuar contra nuestro propio organismo.

Descansar correctamente compensa la fatiga visual y relaja los músculos de los ojos.

En el ciclo del sueño se regeneran determinados pigmentos visuales de la retina, indispensables para una buena visión.

No consumir tabaco y reducir al mínimo la ingesta de alcohol, sobre todo destilados. El alcohol dificulta la asimilación de la vitamina B12 y el ácido fólico o B9, ambos protectores del tejido nervioso.

El nervio óptico y la retina son tejido nervioso en estado puro y cuando introducimos alquitranes y cianuro inhalado por el humo del tabaco, las lesiones en estas partes del ojo pueden ser importantes (neuropatía óptica alcohólico-nicotínica).

Practicar deporte moderado de forma regular, a ser posible al aire libre, andar o ir en bici por el bosque, senderismo de montaña, nadar en el mar...

Controles muy de cerca, sobre todo a partir de los 40 años, los niveles de glucosa, la hipertensión y el colesterol, ya que los tres afectan al sistema vascular de todo el cuerpo y sobre todo a la microcirculación (entre ellas la de la visión y la del cerebro).

La retina precisa un aporte sanguíneo importante a través de capilares de varios diámetros (desde muy delgados a medios) para mantener de forma sana el nervio óptico y las neurocélulas de la retina.

Las tres afectaciones mencionadas provocan alternaciones graves por la visión a este sistema vascular y, sobre todo, si se sufren de forma conjunta. Por ejemplo, ser diabético e hipertenso o ser hipertenso y tener los niveles de colesterol altos. Son combinaciones de riesgo.

Protegernos de la radiación UV con un buen filtro solar (gafas de sol de calidad).

Protegernos de la luz azul que emiten las pantallas del pc, tablet, móvil, leds... La luz azul es una longitud de onda similar a la radiación UV pero con menor frecuencia. Es menos energética y con menor capacidad de provocar mutaciones en el ADN de las células que los rayos UV pero es capaz de acelerar los procesos oxidativos de éstas, sobre todo en la córnea, el cristalino y la retina.

Como dice la medicina tibetana, las tripas son nuestro segundo cerebro. Es muy importante mantener una dieta rica en cuanto a variación, sana y equilibrada con un consumo bajo en grasas saturadas.

¡Descubre en nuestro próximo post cuáles son los súper alimentos para nuestra visión!